Estrés: el mal de la época

El estrés es la respuesta del organismo a un estado de tensión excesiva y permanente. En pequeños episodios puede ser positivo, como cuando ayuda a evitar un peligro. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo puede tener efectos nocivos para la salud.
En respuesta a estas situaciones traumáticas, o estresantes, nuestro cuerpo libera cortisol.

Si bien esta hormona es necesaria como regulador de la energía, su existencia en demasía posee efectos secundarios que alteran nuestra salud.

El Yoga como aliado para combatir el estrés

Estudios científicos demuestran que la práctica habitual de yoga optimiza el funcionamiento del sistema endócrino, regulando la producción de cortisol y de otras hormonas involucradas.
Durante estos episodios de tensión, se reprimen pensamientos y emociones, obturando nuestros canales energéticos. Ashtanga Yoga es una excelente herramienta que favorece la apertura de estos canales de energía, los chakras y centros psíquicos del cuerpo. Favorece la estabilización de las funciones de la mente y mejora la concentración; reduce el estrés, la ansiedad y favorece la conexión con la esencia de la persona.
Además, ayuda a tomar conciencia de las causas que lo provocaron, brindando herramientas para afrontar las emociones negativas que lo generan.

Cinco técnicas del yoga para combatir el estrés

Debido a que el Ashtanga Yoga trabaja el cuerpo de forma holística, los beneficios de su práctica se obtienen del trabajo en conjunto de las siguientes técnicas:

Respiración

La tradición yóguica dice que existe una energía que nos da vida. El Prana es esta energía vital que está presente dentro de todos. Pranayama es la técnica que con una serie de ejercicios busca el control de la respiración.
Por medio de una respiración consciente y profunda, incrementamos nuestra energía vital y favorecemos la regularización de los sistemas autónomos como el circulatorio y digestivo.
Además, al hacer foco en la respiración, ayudamos a la mente a acallar los pensamientos automáticos, favoreciendo la concentración para la meditación.

Asanas

Mediante las posturas yóguicas se toma consciencia del cuerpo y de la respiración, ejercitando los músculos y eliminando las tensiones que el estrés acumula en ellos. Este ejercicio físico regula los sistemas hormonales, liberando endorfinas y obteniendo como consecuencia bienestar. Conjuntamente con la respiración controlada o pranayama, los asanas también tienen la facultad de calmar la mente y reducir el estrés.
Asanas sugeridas para disminuir el estrés:

  • Padangusthasana
  • Prasarita Padottanasana
  • Supta Baddha konasana
  • Balasana
  • Viparita Karani

Meditación

Contrariamente a lo que se piensa, este proceso no implica un trabajo de concentración. Consiste en soltar y dejar nuestros pensamientos sin aceptarlos, juzgarlos, ni rechazarlos. Es un estado de presente absoluto, de introspección.

Sus beneficios son múltiples:

  • Aumenta la producción de serotonina, mejorando la calidad de vida y el humor.
  • Disminuye la ansiedad, contribuyendo a lograr una estabilidad emocional.
  • Desarrolla la intuición y la creatividad.
  • Mejora nuestra concentración.
  • Acalla la mente y la libera de las preocupaciones diarias.

Relajación

Su importancia es tal que existe una asana específica que la contempla. Su nombre es Savasana, se lleva a cabo al final de la secuencia, con el propósito de integrar los beneficios de la práctica. Como en toda asana, es fundamental que se realice en forma consciente.
Tiene efectos tanto en el plano físico, mental y espiritual:

  • Calma la mente, alivia el estrés y la depresión.
  • Relaja el cuerpo y reduce la fatiga.
  • Reduce la presión arterial.

Conciencia del Aquí y Ahora

Por último, y como consecuencia del trabajo holístico de las herramientas anteriores, el yoga ayuda a enfocarse en el Aquí y Ahora, identificando aquellos obstáculos que nos desconectan de nuestra presencia y ayudando a afrontarlos.
Vivir en el Aquí y Ahora implica ser conscientes de que no somos ni nuestros pensamientos, ni tampoco nuestras emociones, porque estos son transitorios y relativos. Implica sabernos seres infinitos y atemporales.